Friday, October 17, 2008

Spam telefónico: ¿Quiere que le hable de mi?

El ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, no es santo de mi devoción, aunque él tampoco pretenda serlo. En cualquier caso ya anunció que denunciará a las operadoras que utilicen el denominado "spam telefónico", que consiste, principalmente, en llamar a los hogares o a los móviles para anunciar ofertas y servicios no solicitados.

En efecto, Soria ha advertido a las operadoras que el Gobierno podrá actuar contra ellas por vía judicial, porque en otoño incorporará al ordenamiento jurídico español una directiva europea que tipifica la "ilegalidad" de esta forma de publicidad abusiva.

Pero lejos de amedrentarse, las operadoras redoblan sus esfuerzos ante la inminente sequía que se les avecina por la entrada en vigor de la normativa y siguen machacando a los ciudadanos en la paz de su hogar, con el ánimo torticero de, sabiéndoles en casa entrada la noche, cogerlos con la guardia baja después de haber lidiado todo el día con la adversidad del mundo exterior.

Anoche sin ir más lejos, durante la cena recibo una llamada en casa de spam telefónico; suave voz caribeña de mujer.
— Quiero hablarte de la alta velocidad de tu conexión a Internet… —Empieza diciendo de corrido.
— ¿De mi conexión a Internet? —Pregunto yo. Y sigue diciendo la teleoperadora— La alta velocidad de tu conexión… —Y la interrumpo.
— ¿De dónde me llama, por favor? ¿De qué velocidad de conexión me habla? —Y responde.
— Llamo de Orange. —Y añade. — ¿Cómo es tu nombre, para que me pueda dirigir a ti directamente por tu nombre? —A lo que le respondo ciertamente airado.
— ¡Mire usted, tengo 61 años y deseo que me llame señor y me hable de usted!
Y responde.
— ¿Que le hable de mi?
Y entonces se la lleva.
— No me interesa que me hable “de usted”. Yo no soy un amigo de su edad a quien pueda tutear sin conocerme. —Y añado.
— Esta conversación se ha terminado. Adiós. —Y cuelgo el teléfono.

Al cabo de unos segundos, llaman de nuevo y sospecho que es de la misma procedencia. Descuelgo.
— ¿Diga? —Y oigo de nuevo a la caribeña, con voz más suave si cabe que me dice.
— Le habla Noemí Nosecuantos, de Orange ¿Está usted interesado en que le hable de una promoción de conexión a Internet, teléfono y televisión? —Hubiera empezado por ahí y tal vez hubiese yo atendido su llamada. Pero le respondo.
— No, muchas gracias; no me interesa que me hable de ninguna promoción. —Y sin insistir, se despide correctamente igual que yo y colgamos.

Me pregunto quién será el memo o mema que diseña tal argumentario para un spam telefónico al margen de la ley que resulta tan chapucero, cuando además resulta que no saben ni a quién llaman. Está prohibido hacer venta por teléfono utilizando para ello la guía telefónica de páginas blancas.

Y hacer tutear a un interlocutor desconocido a una teleoperadora que en su forma de hablar habitual trata de usted a todos, es un fallo tan garrafal que no se comprende cómo una empresa del tamaño de Orange y de la imagen que pretende dar, encargan semejante mamarrachada a una empresa de telemarketing que por su labor se define a sí misma.

El problema es la falta de urbanidad de muchos listillos.

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