Monday, April 28, 2008

Ministerio de Igualdad

Al ganar el PSOE las elecciones del pasado 9-M, para celebrarlo ha creado el presidente Rodríguez Zapatero el Ministerio de Igualdad para equiparar las mujeres a los hombres y que acaben por cobrar todos lo mismo y tengan las mismas oportunidades.

Y para llevar a cabo tan ingente tarea, el presidente ha nombrado ministra de igualdad a una chica de 31 años, Bibiana Aído que carece de toda experiencia para ser ministra por su corta edad y que no ha hecho nada en la vida civil, pues desde los 15 años milita en el partido socialista.

Parecería una broma si no fuera tan lamentable. Ha de crear un nuevo ministerio una persona sin experiencia alguna de gestión, a parte de ser la directora de la oficina de promoción del flamenco de Andalucía.

En su afán de poner mujeres al frente de los ministerios, Rodríguez Zapatero es capaz de estas tonterías; exactamente igual que si hubiese puesto al frente del ministerio de igualdad a un chico de 31 años. El hecho de poner a una mujer, facilita encauzar las críticas hacia la vertiente machista, en un extremado ejercicio de demagogia. Lo mismo reza para el ministerio de Defensa, con Carme Chacón (35) al frente del mismo. Si hubiese puesto a un chico de 35 años al frente de ese ministerio y que además no hubiese hecho el servicio militar ni jurado bandera, las críticas se oirían por todo el orbe conocido.

En USA que muchos denuestan sin argumento alguno, se toman más en serio el tema de la igualdad y son las propias mujeres quienes toman las riendas de su propia progresión socioeconómica, a partir del triunfo profesional y no de la autoridad investida afectadamente por el dedo del presidente del gobierno, sobre alguien que carece de la más mínima autoridad profesional, por muy buena niña que sea. Y que habla y habla sin decir nada, como el propio Zapatero.

Reproduciré aquí la segunda parte de un artículo que sobre la lucha de las mujeres por la igualdad en EE.UU. publiqué hace ahora un año, el 9 de abril de 2007, al respecto de la ley de igualdad, fundamento legal del nuevo ministerio de igualdad.

La ley de paridad

La mediaticamente llamada ley de paridad, con objeto de hacer el chiste fácil de que le sobra una “d” se llama ley de igualdad. Si bien su nombre técnico es “Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres”.

En EE.UU., que en muchos aspectos empresariales van tres pasos por delante de la UE y en otros también, se ha creado el DirectWomen Institute, patrocinado principalmente por el American Bar Association (ABA) y Catalyst.

El ABA es la mayor asociación voluntaria profesional del mundo, con más de 400.000 miembros. Proporciona acreditación a las escuelas de leyes, formación legal continuada, información sobre leyes, programas para asistir a juristas y jueces e iniciativas para mejorar el sistema legal para el ciudadano. Viene a ser el colegio profesional de abogados a nivel estatal.

Catalyst es la organización líder en investigación y asesoramiento que trabaja con empresarias y profesionales para la construcción de un tejido exclusivo y la expansión de oportunidades para las mujeres trabajadoras. Como organización independiente sin ánimo de lucro, Catalys dirige la búsqueda en todos los aspectos del avance de la carrera profesional de las mujeres, proporcionando estrategia sobre la base de servicios globales de consultoría. Con la colaboración y confianza de empresas miembros y bufetes, está conectada a los negocios y sus necesidades cambiantes. Además, Catalys honra las iniciativas ejemplares de negocio que promueve el liderazgo de las mujeres con los premios anuales Catalys. Tiene oficinas en diversas ciudades norteamericanas y en Toronto y es continuamente clasificada la número 1 entre las entidades sin ánimo de lucro sobre el tema de las mujeres, por el American Institute of Philanthropy.

Aunque fundamentalmente circunscrito al ámbito de las mujeres juristas, a través del DirectWomen Institute se pretende su incorporación paulatina a los puestos directivos, no mediante leyes que de alguna forman obliguen a la administración del estado y conminen a las entidades privadas a admitirlas y/o promocionarlas, sino trabajando duro en cuatro frentes, a saber:

Proporcionándoles directamente a ellas, las profesionales, el desarrollo estratégico de una carrera y una red de oportunidades a las mujeres que actualmente se hallan en la práctica activa del derecho mercantil que deseen continuar apoyando el mundo empresarial.

Reforzando las virtudes de la diversidad de sexos en las mentes de los directores de empresa, y ampliando su apreciación por la tremenda reserva de talento experimentado que representan las mujeres expertas en la práctica de la legislación en los negocios.

Asociándose con empresas de caza talentos y facilitando su acceso a mujeres bien cualificadas, para posiciones de dirección.

Reconociendo y honrando a las abogadas que trabajan en los consejos de sociedades anónimas de empresas líderes y remarcando el valor de la diversidad en los consejos de administración.

Sin embargo, las cosas no son porque sí. De una parte, la impulsora del DirectWomen Institute, Barbara Paul Robinson, fue la primera mujer socio de la firma de abogados Debevoise & Plimpton, de Nueva York y medio mundo; fue la primera mujer que presidió el New York City’s bar association. De otra parte, preside el ABA Karen J. Mathis, una jurista con más de 30 años de experiencia en el campo de los negocios.

De manera que para poder echar a andar estas instituciones en ayuda de la mujer y su derecho a que se reconozca su valía profesional, de una manera seria y formal, al margen del paternalismo de estado, hay que hacerlo sobre la base de las mujeres que ya han llegado por méritos propios y son capaces de apoyar a las que están en el camino, para auparlas a los puestos decisorios por su capacidad profesional y experiencia. Las de arriba tienen una posición privilegiada para moverse en este contexto, pues las que lleguen aupadas por efecto de la ley de la igualdad, no van a tener el reconocimiento profesional necesario para darles credibilidad.

En nuestro país, si los colegios profesionales se creen la ley de la igualdad, deberían preparar a sus afiliadas para afrontar con rigor este futuro profesional que propiciará la ley.

No estoy muy seguro que esta ley acabe, a la larga, por beneficiar a las mujeres en el contexto empresarial a que nos hemos referido.

Y el tiempo me ha dado la razón: ha habido que crear un ministerio entero para llevar a cabo la igualdad entre mujeres y hombres, pues según parece, las propias mujeres no acaban de arrancarse con la decisión de las americanas en este sentido y el paternal ZP les da una palmadita con el Ministerio de Igualdad. A la fuerza no se hacen las cosas.

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