Monday, February 09, 2009

Infraestructuras sin contenido

Dice la prensa que la sociedad civil catalana, en una iniciativa público-privada sin parangón en los últimos años en Catalunya, encabezada por la empresa de capital riesgo Catalana d’Iniciatives y la promotora de turismo Turisme de Barcelona, participada por la Cámara de Comercio y ambas por el Ayuntamiento de Barcelona, juntamente con una serie de empresarios catalanes, entre hoteleros y operadores turísticos, han comprado a SAS la compañía aérea Spanair para llenar de contenido la nueva Terminal Sur del aeropuerto de Barcelona. Encomiable objetivo para contribuir al desarrollo de Barcelona y toda Catalunya.

Sin embargo, resulta inquietante considerar que tal empresa tenga como finalidad llenar de contenido la nueva terminal del aeropuerto de El Prat. ¿Significa eso que la construcción de la terminal carece de un proyecto asociado para rentabilizar tan gigantesca inversión de dinero público? ¿Se proyectó la nueva terminal sin garantía alguna de que tuviese un cometido específico que justificase la inversión? ¿Cuál fue el motivo de su construcción?

AENA, patrocinadora de la construcción de la nueva terminal, dice que el aeropuerto de Barcelona trata de afianzarse como un aeropuerto de referencia del espacio mediterráneo y del sur de Europa a través de la consolidación de un hub, con capacidad para alojar las mayores alianzas de las compañías aéreas. Configurar el aeropuerto de Barcelona como una plataforma de conexiones es clave para que Barcelona pueda disponer de una buena red de servicios intercontinentales, fundamental para conectarla con las principales capitales económicas del mundo y para que se desarrolle el tráfico de carga aérea.

Que viene a ser la conclusión que surgió de la iniciativa de la escuela de negocios IESE, cuando organizó una conferencia con las fuerzas vivas de Catalunya, la políticas, las académicas y las empresariales, al respecto del destino del aeropuerto, las actuaciones constructivas presentes y futuras, su gestión y explotación por parte mayoritariamente de las instituciones catalanas, mejor conocedoras de las necesidades a las que tal infraestructura debe responder.

De aquella conferencia en el IESE nunca más se supo. Lo cierto es que AENA debió en su día confiar en Iberia y ésta se desmarcó al centrar todas sus actividades en el aeropuerto de Madrid. Y la nueva terminal quedó vacía de contenido específico, pues el genérico es dar más capacidad al tráfico en ese aeropuerto, pues es claro que irá aumentando en los años venideros.

La terminal está finalizada y se halla en período de pruebas, antes de ser entregada la obra al propietario, AENA y éste la ponga en servicio. ¿Pero en servicio de qué? Sí, claro, del tráfico aéreo ¿Pero a cargo de quién? ¿Qué compañías son las que van a operar en la nueva terminal? Pues parece que nada está claro.

Y ante el aparente desaguisado producido con dinero público, por la imprevisión en la explotación de la terminal, la sociedad catalana se moviliza y decide la compra de una compañía aérea para llenarla de contenido. Compañía aérea ésta, Spanair, propiedad y gestionada últimamente por un experto, la escandinava SAS que tampoco ha conseguido que remonte el vuelo; empresarialmente, se entiende.

Cabe pensar si, puesto que la compra de Spanair significa afrontar un reto en el que expertos en gestión de este tipo de empresas han fracasado, no hubiera sido mejor proyecto la creación de una compañía aérea de nuevo cuño, evitando así haber de enjugar los lastres que Spanair lleva aparejada.

Todo el mundo tiene sus propios apegos y aunque éstos sean incluso recientes en el tiempo, pueden estar fuertemente arraigados y si bien no son fáciles de manejar, se puede llegar a sentir que son de toda la vida.

Como el afán de salir airoso en empresas donde la mayoría han fracasado, con independencia de la propia capacidad gerencial para hacer frente a un reto de esta naturaleza. No hay muchos superhombres o supermujeres; hay excelentes profesionales en todos lo órdenes de la actividad económica, pero uno ha de ser consciente de sus propias limitaciones, más viendo cómo se están manejando otros profesionales de reconocida solvencia en ese sector específico de la aviación comercial.

Posiblemente, requeriría de menor esfuerzo y mucha menos inversión, llegar a acuerdos con diversas compañías aéreas y alianzas de compañías profesionalmente gestionadas, para llenar de contenido la nueva terminal del aeropuerto de Barcelona.

Y no deja de ser alarmante que a unas pocas semanas de su entrada en servicio, este asunto se esté poniendo de color de hormiga. Algún día habría que pedir responsabilidades a alguien por tamaño descomedimiento.

2 Comments:

At February 19, 2009 at 10:46:00 PM GMT+1, Blogger elena said...

Sr. Brosa,

Estoy completamente de acuerdo y sorprendida con su exposición! Como salpica Vd. el valioso contenido social de su artículo con profundas reflexiones que sugieren al lector otros derroteros que lo obligan a situarse en otros debates!

Permítame no obstante, por puro placer, un pequeño punto de discrepancia en lo que hace referencia al “apego”.

Si Vd. me lo permite, Sr. Brosa, -y no dudaría jamás de que utiliza el concepto verbal de la palabra apego como “la afición o la inclinación hacia alguien o algo”-, opino que dicha expresión puede enmascarar acepciones verbales más próximas al concepto verbal de “posesión” y “obsesión”.

Coincidiría con Vd. en que el apego es difícil de manejar; pero si se construye desde la confianza y se adereza con grandes dosis de complicidad, la gestión con éxito es posible. En mi humilde opinión, Aena ha dado muestras de ese apego:

- El año 2008, una vez más, se ha cerrado con el número más alto de aeropuertos que han obtenido la certificación del sistema de gestión de la calidad basado en la norma UNE-EN ISO 9.001 certificada por AENOR.
- AENA ha reasignado los espacios de la nueva Terminal que albergan 52 compañías aéreas, reasignación esta que ha constituido la opción más favorable en estos momentos para su desarrollo, ya que permite maximizar su potencial de crecimiento por la concentración de la operativa hub por parte de las tres grandes alianzas globales.
- AENA, desde su apego y sabiendo gestionar su propia incertidumbre, está permitiendo su propio crecimiento y contribuyendo en momentos de crisis a la creación de 3000 nuevos empleos que trabajarán en las instalaciones de esta nueva Terminal, invirtiendo 1.300.000 € para la primera fase del plan de formación de estos nuevos empleados.

La sociedad civil catalana (quizá reciente en el tiempo…??) en mi modesta opinión, jamás se ha movido desde el apego y sí desde la obsesión y la posesión; y de esta manera no se puede llegar a decir “Buenos días confianza”.

Para acabar, reitero mi admiración por la destreza y la habilidad en su palabra escrita. Bendición de Dios o del Diablo! Sírvase a su gusto!

Un respetuoso saludo.
Elena de Lara

 
At February 20, 2009 at 4:58:00 PM GMT+1, Blogger Sergio Brosa said...

Muchas gracias, Elena, por leerme y más aún, dedicarme un interesante comentario que agradezco en lo que vale. Pero sobre todo por su sinceridad y elogio divino o diabólico al manejo de la palabra escrita de este plumilla, que bien querría para sí, manejar ciertos apegos como el idioma.

Comparto con usted su opinión sobre los apegos y la complicidad necesaria para seguir adelante con ellos sin que hayan de representar un lastre en la vida, sino todo lo contrario, algo gustoso para vivir con ello en cualquiera de los casos; apegos al fin y al cabo.

De todas formas, a lo que me refiero es a la oleada desatada de una verdadera baba patriótica catalana, con la compra del 80 % de la hasta ahora compañía Spanair que pasará, Dios mediante, a llamarse Catalanair, como califica Trallero a todo este affaire mercantil.

Es claro que AENA ha realizado múltiples actuaciones de enorme calado, proveyendo al país de infraestructuras generadoras de riqueza y puestos de trabajo. Pero al decir del movimiento ciudadano encaminado a la compra de Spanair, se trata de llenar de contenido la Terminal Sur, ante mi perplejidad y la de otros de que semejante obra pública careciese, al parecer de ellos, de contenido.

Como indico en el post, el contenido se debió diluir por el camino, al decidir Iberia volar a otro nido, cuando se contaba con ella para el primer impulso, al menos, de la nueva terminal de Barcelona.

Reciba, Elena, mi más cordial saludo,

Sergio Brosa

 

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