Friday, March 11, 2005

Todos contra Piqué

La sesión de ayer del Parlament, sobre la moción de censura presentada por el Partido Popular de Cataluña, mostró nuevamente la cara de la política y en particular la de la catalana y la muy dura de sus políticos.

Josep Piqué fue hasta el día de antes “el auténtico líder de la oposición” como él mismo quería erigirse y fue realmente aupado por todo el tripartito, tan sin vergüenza que en el Cara a cara político de Cataluña Radio, del pasado miércoles 9 de marzo, entre Daniel Sirera, portavoz adjunto del grupo parlamentario del PP, i Joan Ferran, portavoz adjunto del grupo parlamentario del PSC-CPC, coincidían ambos portavoces en ensalzar la figura de Piqué muy por encima de la de Mas, alegrándose el del PSC-CPC de la moción y el buen hacer del presidente de PP catalán, hasta el punto que el presentador y moderador Antoni Bassas, les apercibió sobre la actitud de ambos, pues más que un cara a cara aquello era un têt à têt, como dicen los franceses románticos que, si bien se parece, significa todo lo contrario.

Con lo que no contaba nadie es con la sagacidad de un político como Maragall que tiene conchas en el lomo y el pecho lleno de cortadas consecuencia de las muchas reyertas políticas cuerpo a cuerpo que carga sobre sus ya ajados hombros y la viveza de Mas que se hizo políticamente a los pechos de Jordi Pujol. Y pactaron: Yo me disculpo por haber insinuado que CiU cobraba el 3 % de la obra pública y tú retiras la querella; eso, retiro la querella en cuanto te disculpes. Pobre Piqué, en ese instante y sin solución de continuidad, pasó de líder de la oposición a muñeco de feria, foco de todas las iras.

Josep Piqué se la había buscado; su planteamiento era equivocado, pues utilizó la herramienta parlamentaria de la moción de censura, no para la propuesta de un nuevo gobierno encabezada por él que es lo propio, sino para ser reina por un día. Maragall se lo había advertido retirándole el diálogo personal, pero Piqué no lo captó, pues tiene muy poca experiencia como político, pues lo suyo era la empresa, Ercros, hasta que se convirtió en ministro de industria en el primer gobierno de Aznar, por imperativo catalán (léase Macià Alavedra). Y luego le ha tomado gusto a lo de la política, pues es más sencillo mandar y templar o desgastar a la oposición que abrir mercados y conseguir los objetivos empresariales fijados por sus amos. Y ayer a Piqué le salió el tiro por la culata, expresión mejor sonante que lo que en realidad le pasó.

Miquel Iceta arremetió duramente contra Piqué y se metió en un berenjenal al criticar la capacidad de gestión del PP en las crisis, dando pié a que se le hubiera recordado que el PSOE ha tenido ministros condenados y encarcelados y el PSC a un alto dirigente, pero Piqué no lo hizo, solo lo insinuó, por no crear mal rollo. Pero a él le masacraron.

Carod-Rovira aprovechó para recordarnos que él dimitió como conseller en cap por su reunión con los terroristas de ETA. El político, dijo, se humaniza cuando comete un error y se dignifica cuando lo reconoce y actúa en consecuencia. Trató de hacer de hombre bueno y su discurso fue para la galería popular; lo primero es arreglar lo del Carmelo… lo que está diciendo es en realidad, lo primero es arreglar lo nuestro, lo de los políticos, pues con los afectados del Carmelo al frente, la ciudadanía entera va a echarnos a la calle.

Joan Saura sigue siendo un cero a la izquierda, procurando pasar por la vida como la virgen con el niño, sin rayarlo ni romperlo.

Hoy el Parlament le dará el golpe de gracia a Josep Piqué, por su osadía, haciendo votar a los diputados por su nombre y en voz alta, para que quede de manifiesto que salvo sus 15, ni uno solo más lo quiere.

¡Qué bochorno para todos!

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