Monday, January 21, 2008

Dice Pizarro: Ganar más y gastar menos

Tal parece que si el Partido Popular se hace con el mando de la gobernabilidad de España en las próximas elecciones del 9-M, Manuel Pizarro va a ser su padre ecónomo, como llamaban en los conventos al fraile encargado de las cuentas.

La intrusión de Pizarro en la vida política española ha sido a uña de caballo, pues el affaire Gallardón ha obligado a una omnipresencia de Pizarro, rayana en la ubicuidad, para que el fichaje del PP eclipsara la salida de pata de banco del alcalde de Madrid, torpemente gestionada por Mariano Rajoy.

Sea como sea, Pizarro se ha visto en la necesidad de salir a la palestra y empezar a largar y cuando se está en período electoral como es el caso y con la avidez mediática obligada por la situación, acaba uno (o empieza) por decir una obviedad tras de otra y así seguro que no se equivoca; pero se dicen simplezas.

Así, cuando siguiendo el discurso del PP y el de la calle y de la Bolsa y el de la construcción y de la banca y el de las amas de casa que no llegan a fin de mes, afirma Pizarro que la situación económica de España no es buena y que hay que prepararse para lo que aún ha de venir, los preguntadores profesionales le inquieren por sus fórmulas eficaces para hacer frente a la recesión inminente, Pizarro les responde con ese desparpajo que le caracteriza: “hay que ganar más y gastar menos”… ¡Cómo no se nos había ocurrido antes!

Qué duda cabe que Manolo Pizarro es persona preparada. Nada tiene que ver que su amistad con José María Aznar le llevara a la presidencia de ENDESA; lo ha hecho bien aunque mirase por su interés personal y el de los accionistas durante la famosa OPA. Al final les fue bien a los accionistas como era de prever en una pugna por la compra de sus acciones, pero a Pizarro le fue de perillas. Se ha publicado que fue indemnizado con 12 millones de euros por dejar la presidencia, lo que parece muy fuera de lugar, pues los nuevos accionistas eligen al nuevo consejo y los nuevos consejeros eligen al presidente de entre ellos. Al alto directivo le corresponden siete días de salario en metálico por año de servicio en la empresa, con el máximo de 6 mensualidades o así era por lo menos hasta no hace mucho. De manera que si cobraba sobre los 3 millones de euros anuales le correspondía la mitad de esa cifra.

Pero estas enormes sociedades anónimas y nunca mejor dicho anónimas, cuyos paquetes accionariales mayoritarios son gestionados por personas físicas así mismo empleadas de las corporaciones tenedoras, es lo que tienen. Porque empresario, lo que se dice empresario es aquella persona que empeña su patrimonio en el desarrollo de la empresa. Los otros son empleados que actúan como presidentes o consejeros delegados, pues en el mejor de los casos, su porcentaje en la propiedad de la empresa se mide en un cero seguido de una coma y de uno o dos ceros más antes de llegar al primer guarismo distinto al cero.

En cualquier caso, la dimensión profesional de Pizarro pasó con notable alto en su comparecencia ante el Parlament de Catalunya a raíz del apagón del verano en Barcelona, donde dio sopas con onda a sus señorías, dejando de manifiesto la diferencia, por lo general existente, entre un diputado y un profesional avezado. Haber hecho los deberes con la debida anterioridad y la preparación concienzuda de la sesión parlamentaria puso a cada uno en su lugar. Y eso que a Pizarro le tenían ganas en el parlamento catalán.

Veremos sin embargo, cómo torea Pizarro si le toca bajar a la arena de la macroeconomía; vocear desde el tendido está al alcance de cualquiera. Pero dar en precampaña alguna larga cambiada y adornarse con chicuelinas, no garantiza una faena sobresaliente ni una acertada gestión económica futura. Y si lo que está por salir de chiqueros son miuras como él vaticina, más le valdrá que se apriete los machos. Pero si fuese capaz de cuajar buenas faenas, podría tomar el sobrenombre de Manolete el Endesano.

Rodrigo Rato lo hizo bien en su legislatura y Pedro Solbes lo ha hecho bien también en la suya, pero la bonanza económica ha tocado fondo al final de su mandato y está perjudicando toda su obra. Y eso deja siempre mal sabor de boca; aunque se coma conejo.

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