Tuesday, October 23, 2007

Pasqual Maragall

Pasqual Maragall y Sergio Brosa, en septiembre de 1979

Tuve la oportunidad de conocer y tratar a Pasqual Maragall en su mejor época de esplendor, justo después de la resaca de los Juegos Olímpicos. Pasqual había tocado el cielo con las manos y era capaz de envolver en un halo cegador, como puede observarse en la foto, a cualquiera que tratase con él de proyectos urbanos de alcance internacional, cual era entonces el caso que nos mantenía en conexión y buena sintonía.
Es ciertamente un hombre afable y de fácil trato en las distancias cortas; está por encima de los detalles, como quedó demostrado en la redacción del nuevo Estatut de Catalunya y ha sido a él a quien he dado mi único voto socialista, pues si antes de la nominación de Barcelona para los JJOO del 92 era un alcalde bastante transparente, tal vez por haber llegado a la alcaldía en sustitución de Narcis Serra que fue el primer ministro civil de Defensa, en diciembre de 1982, desde la nominación supo ser un alcalde con todas las de la ley, habiendo conseguido renovar su cargo en la elecciones municipales, por mor de la ley electoral y las listas cerradas.Maragall es persona culta, que es mucho decir de los políticos de su tiempo.
Hombre independiente, organizó su propio grupo político, Ciutadans pel Canvi, cuando, a la vuelta de Roma, luego de su espantada como alcalde de Barcelona a media legislatura, quiso postularse para President de la Generalitas. Finalmente lo consiguió, formando el primer tripartito de nuestros pecados. Descabalgado de la siguiente carrera por la Generalitat por sus propios correligionarios que no supieron ver en él un político distinto, genuino, poco dado a morderse la lengua; más bien dado a hablar lo que piensa, se ha apartado de la política despacito, haciendo comentarios severos entre bastidores que han hecho hervir la sangre a muchos de los suyos y a los de los otros también, excepto a Montilla, Iceman, quien parece estar por encima de todos o al margen de todo.
Ahora, Pasqual Maragall acaba de presentarse ante la prensa y toda la sociedad para decir que padece Alzheimer y confirmar que hace meses que está exiliado del PSC. Su voluntad está ahora en luchar contra la enfermedad, personal e institucionalmente y colaborar con el nuevo partido demócrata europeo.
Le deseamos mucho éxito en ambas misiones, aunque más en la primera que en la segunda por motivos personales. Si prospera el nuevo partido, será otro a medrar en el circo de la política. Pero si tiene éxito en su lucha contra el Alzheimer será una buena noticia para todos.

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