Monday, September 19, 2005

El Estatut de la discordia

Ciertamente no se parece mucho el ambiente existente estos días entre los partidos políticos catalanes dominantes, en la estéril redacción del nuevo Estatut y la concordancia que había entre ellos mismos en 1979 para el redactado del Estatut, cuando todos fueron conscientes de la necesidad de convenir unas normas que regulasen las relaciones entre la administración del estado y Cataluña, en las que se reconocieran una serie de derechos que habían sido abolidos por los ganadores de la guerra civil que no fueron otros que los propios rebeldes que la iniciaron, al levantarse en armas contra la república democráticamente constituida y provocar un millón de muertos. Y el hecho de que la república tuviera problemas, como los tienen los países democráticos por su condición de democráticos, nunca pudo justificar su existencia el eufemísticamente denominado alzamiento nacional.

Los partidos del arco parlamentario catalán están dando un lamentable espectáculo, diciendo Maragall, pongamos por caso que como no se apruebe el Estatut, Cataluña se lo demandará a los que voten no. ¿Quizás Maragall no sepa que solo les preocupa el Estatut al 0,4 % de los catalanes? Carod-Rovira se desmarca de sus socios de gobierno y mayoría parlamentaria, para negociar solo con CiU, no sea cosa que al final se queden fuera. Y Saura, entregado al PSC en cuerpo y alma, llamando a todos a la unidad y la concordia..., pero sin argumentos, no sea que haya elecciones anticipadas y vuelva a donde estaba, tras una pancarta verde.

En 1979 los partidos catalanes eran conscientes de la imperiosa necesidad de un Estatut y se pusieron de acuerdo y negociaron entre ellos. Y finalmente, en un plazo más que razonable de tiempo lo consiguieron.

En aquellos días no existía el Parlament de Catalunya, por lo que los diputados catalanes se constituyeron en Asamblea de Parlamentarios y una comisión de 20 miembros elaboró un proyecto que fue posteriormente tratado y negociado entre todas las fuerzas políticas de Cataluña, pudiendo cada una de ellas hacer sus aportaciones de acuerdo a su ideología política y entre todas negociaron el documento final. Tal documento fue a su vez negociado con el Estado y resultó un marco de actuación consensuado y aceptado por todos: partidos catalanes y Estado.

Ese Estatut que sigue vigente y actual después de 26 años, se ha ido interpretando en ese tiempo y ha dado a Cataluña una capacidad legislativa muy superior a la que tienen los landers alemanes, por ejemplo. Y ha dado también una buena capacidad de autogobierno que es sin duda muy mejorable, pero que puede hacerse también dentro de ese propio marco de actuación que el Estatut de 1979 establece. Y para mejorar el sistema de financiación de Cataluña no es preciso un nuevo Estatut.

¿Cuál es ahora el problema entonces? Que un nuevo estatuto no es necesario.

En efecto, no hay necesidad de redactar un nuevo estatuto. En todo caso, mejorar el actual que ha dado unas competencias para el autogobierno de Cataluña que fueron impensables en 1979. Ahora se trata de una cuestión puramente electoralista de algunos partidos catalanes; inicialmente ERC y PSC a continuación. Entre otras cosas, porque ERC, como formación política es incapaz de aportar los elementos necesarios para gestionar la política catalana, pues salvo algunos de sus mandatarios que eran alcaldes de algunas poblaciones, como Tura, no tenían experiencia alguna de gestión ni gobierno de nada. Empezando por el propio presidente del partido, Carod-Rovira quien únicamente ha trabajado como profesor en la Escuela Universitaria de Tarragona (1976-1982) y luego en la Generalitat por razón de ser de ERC y licenciado en Filología Catalana, pero sin mando ni responsabilidad sobre una cuenta de resultados. O el presidente del Parlament, Ernest Benach que tiene por todo currículum académico y profesional ser funcionario de la Generalitat y cuatro años, del 1995 al 1999 consejero y directivo sin capacidad ejecutiva alguna, de diversas empresas municipales, como consecuencia directa de ser concejal de Reus; actualmente es presidente y consejero delegado del Hospital de Sant Joan de Reus, de SAM, de Gestió Comarcal Hospitalària SA y de Gestió de Serveis Funeraris de Reus SA, suponemos que en excedencia, claro. O Josep Bargalló, conseller primer, cuya única experiencia de gestión en su vida son los dos años que fue director del Instituto de Bachillerato Pons d'Icart, de Tarragona (1985-1987). ¿Y a qué han de dedicarse estas personas cuando llegan a la política con responsabilidad sobre los administrados? A lo único que saben, a las proclamas, como cuando se limitaba su acción política a las manis.

Inicialmente se empezó a hablar de cambiar la Constitución para subir el techo del autogobierno y más tarde se enteraron que para ello se precisaba el voto favorable del PP que no está por la labor. Así que se decantaron por la redacción de un nuevo estatuto que les reportara beneficios electorales y así perpetuarse en el mando en plaza. No olvidemos que Carod lo consiguió después de las elecciones y, por su propia incompetencia como político, en cuanto se quedó de amo por las vacaciones del presidente Maragall que se fue del país, justo tras la formación de gobierno, Carod se reunió en Francia dejando Cataluña sin jefe, con unos que le dijeron que eran etarras. Y fue despedido, claro. Pero quiere recuperar su empleo y sueldo.

Y a eso se sumaron los otros dos partidos que, con ERC forman el tripartito, tanto en el gobierno de la Generalitat como en el ayuntamiento de Barcelona: ICV-EUiA que tiene escaso peso específico por sí solo, con bases tan en desuso como los comunistas y el PSC, filial o franquicia del PSOE en Cataluña, con Maragall a la cabeza que está supeditado a la voluntad de los otros dos partidos, fundamentalmente de ERC, para poder mantenerse en el gobierno. Y CiU que no se quiere quedar atrás, no sea cosa que al final las cañas se le vuelvan lanzas; pero está claro que actúa sin mucho entusiasmo de cara a que prospere el proyecto y más parece que lo torpedea.

Ya se han olvidado los derechos históricos y el blindaje de competencias. Ya solo interesa el dinero… y luego nos quejamos los catalanes porque nos llamen peseteros. ¡Ah! De listas abiertas en las elecciones no se ha hablado ni una sola vez, lo que prueba que estos politiquillos más piensan en mantener el momio y sus prebendas que en la democracia de Cataluña.

Y ese es el lamentable motivo del desgaste de energías y esfuerzo de los políticos catalanes. Y mientras tanto, la casa sin barrer…, no solo Barcelona; el desgobierno de la Generalitat es flagrante y la sanidad sigue sin tener la voluntad de una gestión eficaz y la línea de alta tensión no llegará al tren de alta velocidad, pues tampoco está muy claro aún por dónde debe pasar en Cataluña. El problema de la vivienda se acrecienta y nuestros escolares son cada vez más analfabetos. Si yo tuviera una escoba…

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