Friday, October 28, 2005

Apoyo laboral a la tercera edad

En estos días de crisis y coyuntura…, como decía uno muy avispado, vemos que entre jubilaciones anticipadas y, sobre todo, expedientes de regulación de empleo, hay mucha gente mayor en la calle o sea, sin empleo.

En efecto, las renovaciones de plantilla, mejor llamadas rejuvenecimientos de plantilla en el mejor de los casos, están poniendo de patitas en la calle a muchas personas que, por su avanzada edad en cuanto al mundo laboral convencional se refiere, tienen absolutamente vetada su reincorporación al trabajo, por lo que deben conformarse con subsistir a base del subsidio de paro que nunca es una bicoca.

La ley del mercado laboral permite hoy compaginar una pensión por jubilación con una retribución derivada de un contrato laboral, en las circunstancias que contempla. ¿Por qué no emplear entonces, estas personas en trabajos públicos distendidos y mejor remunerados que su pensión por jubilación anticipada o subsidio de desempleo? Se conseguiría de esta forma un doble objetivo: que estas personas, perfectamente capaces para desarrollar con eficacia determinados trabajos, siguieran su vida laboral activa, con lo que de gratificación personal eso supone y que mejoren su nivel de ingresos.

He tenido oportunidad recientemente, de visitar algunos países de centro Europa: Suiza, Alemania y Austria, así como los Estados Unidos y es muy frecuente ver en estos países a personas de edad, desempeñar determinados servicios remunerados, a la comunidad. Tal como vigilantes de zona azul de aparcamiento, colaborando en gasolineras o vaciando las papeleras en las grandes superficies, básicamente en las zonas de restauración.

Siempre me ha parecido que reservar, pongamos por caso, el control horario de los vehículos estacionados en zonas azules y ahora también verdes, a jóvenes con una larga vida laboral por delante, es una forma de desincentivar a la juventud para acometer otros trabajos de mayor proyección profesional o simplemente que requieran de juventud para llevarse a cabo.

Más aún, me parece que es propiciar que unos jóvenes se conviertan en vagos, al ser contratados para estas tareas que no requieren de titulación alguna ni esfuerzo físico para desarrollarlas con eficacia y favorecer que al ser investidos de uniforme y gorra, tengan la sensación de haber sido ungidos con una autoridad que en nada se corresponde con la realidad, pero que en tantas ocasiones acarrea malentendidos y hasta agrias disputas, con los usuarios de tales servicios.

De igual forma, dentro de las condiciones que la administración impone a los promotores de áreas comerciales, se les podría incluir que contratasen un determinado número de personas “jubiladas” para desarrollar tareas de servicios complementarios, como los apuntados más arriba, a fin de buscar una ocupación digna a esas personas que han sido útiles a la sociedad y lo pueden seguir siendo con estos empleos que parecen que ni pintados para ellas.

En otros países hay mucha costumbre de emplear en determinadas zonas de pública concurrencia, a personas de edad, como voluntarios para determinados servicios, como guías, cicerones o en puntos de información. Estas mismas tareas pueden estar retribuidas en la forma descrita. Aunque me temo que, los poderes políticos que son quienes han de dar forma a una normativa en este sentido, hagan sus cálculos maliciosos y prefieran dar trabajo a jóvenes que tienen una larga vida de “votaciones” por delante, para agradecer tales creaciones de empleo que a personas de edad que saben ya a quién dar sus votos en los pocos comicios que tienen por delante. Y así no vamos ni medio bien.

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