Thursday, January 12, 2006

El idioma catalán

El idioma es uno de los rasgos distintivos propios de Catalunya pero no es su única peculiaridad o nota distintiva. El ser catalán es por fortuna mucho más que eso, hable o no catalán.

Efectivamente, los catalanes, tanto los que viven en Catalunya como los que lo hacen fuera de ella, tienen su idiosincrasia que se caracteriza por muchas cualidades, tales como la laboriosidad y capacidad para el comercio y la industria y su seriedad personal y profesional. Y algunos defectos que los de aquí no calificamos como tales. Así, la general ausencia de prodigalidad y comedida largueza, pongamos por caso. Digamos que si en un extremo del carácter estuviera la cigarra y en el opuesto la hormiga, podríamos fundamentar que el catalán está más decantado por el extremo del insecto, más dinámico, activo, laborioso y diligente que la propia cigarra.

Pero qué duda cabe que el idioma catalán es el escaparate del factor diferencial. Cuando en una sociedad como la española, tan pagada de sí misma que parece que en sus dominios aún no se ponga el sol, la cuestión idiomática ha sido la tradicional asignatura pendiente de todos los sistemas educativos de la historia de España. Cuando aquella universidad de Salamanca por excelencia y todas las del resto de España convertían a sus alumnos en eruditas enciclopedias, brillantes en cualquier rincón del mundo por su saber y conocimientos universales, los idiomas, salvo el propio, el español, no figuraban entre sus enseñanzas. A parte de las lenguas muertas, como el latín y el griego, verdaderos elementos de suplicio para los estudiantes de letras. Así las cosas, Catalunya era un pueblo de gentes bilingües, muy a partir de la Renaixença, con el resurgir del idioma catalán, lo que desconcertaba a los visitantes, pues si bien es notorio la dificultad que entraña el aprendizaje de un idioma, sobre todo en la edad adulta, encontrarte con individuos bilingües es lo que llevaba a muchos a considerar maleducados a los catalanes por mantener conversaciones en catalán delante de castellano parlantes que no entendían catalán, sin poder comprender que ser bilingüe es hablar dos idiomas sin distinguirlos entre ellos; sin necesidad de cambiar el chip -horrible expresión moderna- para saltar de uno a otro a media frase. Y cabe hacer el esfuerzo de mantener la conversación en castellano cuando así lo requiere la audiencia.

Pero los otros factores distintivos de los catalanes, cuales son entre muchos otros, algunos de los apuntados más arriba, no calan en muchos ámbitos de fuera de Catalunya o son desdeñados. Y así, en flagrante muestra de ignorancia, se manifiesta sin pudor alguno, pues la ignorancia es muy osada, el presidente del Tribunal Supremo que también lo es del Consejo General del Poder Judicial, Francisco José Hernando, equiparando el idioma catalán al bailar sevillanas. Porque el mensaje indocumentado y banal que a él le llega en relación al catalán es del mismo tenor folclórico que el baile de las sevillanas. Y como es tan alta magistratura, debe creerse investido de la infalibilidad papal y dice lo que se le viene a la boca, poniendo de manifiesto que su designación por José Maria Aznar para aquel cargo, más respondía a su buena sintonía con el PP que a las virtudes propias del cargo, cuales son la inteligencia, la discreción y la diplomacia. Pues los conocimientos de leyes, como el valor, se le suponen. Pues hay que tener valor para hacer semejantes comentarios.

Pero no nos engañemos, ese comentario es moneda de cambio habitual, no sólo en los círculos afines a Francisco José Hernando que no ha tenido la experiencia de intimidad con su mentor, Aznar que hablaba catalán en tales ocasiones, sino en la inmensa mayoría de cuantos desconocen la realidad de Catalunya.

Por otro lado y cuando Hernando que lo suyo no es la locuacidad sino tal vez la logorrea o parloteo incontinente, afirma que el idioma catalán no tiene otro aspecto positivo, se refiere aunque no sabe expresarse, a que fuera del ámbito catalán, carece de aplicación práctica.

Los finlandeses estiman profundamente su lengua materna y están muy orgullosos de ella. Y también así los islandeses y demás pueblos nórdicos y hasta en Holanda, pero como son pueblos cultos que se reconocen en un entorno globalizado, son sabedores de que su idioma no va a permitirles comunicarse con el resto de la humanidad, salvo con ellos mismos, razón por la cuál, sus habitantes son hoy bilingües finés-inglés o sueco-inglés, para lo que dedican en sus escuelas, tanto tiempo y medios para el segundo idioma como para el materno, pues ello va a permitirles conocer y comunicarse con el resto del mundo. Lo que no le ocurre al señor Hernando.

Pero ojo, con la política lingüística de la Generalitat puede ocurrir lo mismo, pero en sentido contrario.

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