Tuesday, January 10, 2006

Ruido de sables o entrechocar de platillos

Así que hemos de creernos que el Ministro de Defensa, José Bono, no se reunía nunca con el Teniente General José Mena Aguado, Jefe de la Fuerza Terrestre, arrestado por el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, Félix Sanz Roldán, debido a unas democráticamente malsonantes declaraciones en su discurso del día de la Pascua Militar. El general arrestado hacía referencia en su alocución oficial, al artículo 8 de la Constitución que se refiere a la misión de las Fuerzas Armadas de garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional, en clara alusión al proyecto de Estatut de Catalunya, diciendo que “Por razón del cargo que ocupo, no debo, en actos como éste, expresar mis opiniones personales. Pero sí tengo la obligación de conocer los sentimientos, inquietudes y preocupaciones de mis subordinados y transmitirlos, como es habitual, a la máxima autoridad de mi ejército, y hacerlos públicos por expreso deseo de aquéllos". No tiene desperdicio.

En efecto, la Fuerza Terrestre es el conjunto de los medios humanos y materiales que se agrupan y organizan con el cometido principal de prepararse para la realización de operaciones militares y el teniente general Mena es su jefe. Y si el ministro Bono trabaja como nos quiere hacer ver que lo hace, a buen seguro se reúne a menudo con su equipo y en él ha de estar el amo de la fuerza terrestre quien dice que ha de transmitir, “como es habitual” -contacto frecuente- y “hacerlos públicos por expreso deseo de aquellos” -sus subordinados-. Habla con asiduidad con la máxima autoridad; sabe que los militares no han de hacer públicas sus opiniones políticas y se apresta a hacer lo que sus subordinados desean. ¿Y el ministro desconoce el talante del dueño de las Fuerzas Terrestres?

El contubernio es de tal magnitud, viniendo como viene de un militar próximo a su retiro y teniendo en cuenta las habituales declaraciones de José Bono en el sentido que le inspira el proyecto de Estatut que no es creíble que las afirmaciones públicas del general Mena fueran ajenas al conocimiento expreso o tácito del ministro Bono. Sabido es que en ocasiones se ha manifestado en este contexto, como si perteneciera al PP en lugar de al PSOE y ser uno de sus ministros.

Y que ahora diga Bono que el general le juró que no había nada detrás del discurso es un insulto a la inteligencia de los españoles, pues bien claro dejó dicho que era portavoz del sentir de sus subordinados.

Y para desmentirle, aparece hoy en la prensa una carta suscrita por una cincuentena de oficiales de alta graduación, en la reserva o en activo, solidarizándose con el general Mena. A parte de un aparente acto de insubordinación en el mejor de los casos, los militares están afrentando la autoridad del Ministro de Defensa. Mientras, el PP con Mariano Rajoy a la cabeza, sigue tocando el violón a la vez que hace sonar los platillos por los que se suman a su discurso, aunque sea en forma tan anticonstitucional. Así no vamos ni medio bien.

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