Monday, December 19, 2005

La sociedad civil y el proyecto de Estatut

En su informe a la Asamblea General en su quincuagésimo séptimo período de sesiones (A/57/387), el Secretario General destacó la participación de la sociedad civil como un aspecto del proceso de reforma de las Naciones Unidas y anunció que formaría “un grupo de personalidades destacadas que representen diversos puntos de vista y diversas experiencias a fin de que pasen revista a las prácticas anteriores y actuales y recomienden formas de mejorar en el futuro la interacción entre la sociedad civil y las Naciones Unidas.”

En toda democracia que se precie, tiene creciente importancia la participación ciudadana -sociedad civil-, tanto en las ideas sobre fortalecimiento de la democracia misma, como en los procesos y mecanismos que pueden utilizarse para alcanzar los grandes objetivos de desarrollo en una región. En democracias consolidadas las políticas públicas son más sensibles a las demandas, aspiraciones, intereses y opiniones de los ciudadanos, y por tanto las políticas y proyectos de desarrollo se ajustan mejor a esas demandas e intereses, especialmente de aquellos que tradicionalmente han sido objeto de exclusión económica, social o cultural. De ahí la importancia que se atribuye a la denominada sociedad civil.

Así pues, definiríamos como sociedad civil a aquella parte de la ciudadanía que no tiene cargos políticos de ningún tipo, ni se mantiene de los presupuestos enerales, pero contribuye al desarrollo de su país, generando riqueza socialmente hablando y que por su estatus, sea este cual sea, tiene opinión sobre los acontecimientos públicos.

El Parlament de Catalunya, al margen de la sociedad civil catalana, se empeñó en la redacción de un proyecto de nuevo Estatut y después de dieciocho largos meses de avances estériles en su redacción, Pasqual Maragall empezó a tomar cartas institucionales en el asunto y fijó un calendario para la terminación de los trabajos, la discusión entre los partidos en la Ponencia del Estatut y su sometimiento al Parlament.

Legados a este punto, el tripartito en el Govern, impulsor principal del proyecto, volcado en esta cuestión pues ha demostrado ser incapaz de gobernar el día a día de Catalunya, se dio cuenta de que, efectivamente, se estaba desarrollando un documento legislativo de gran calado, sin la participación de la sociedad civil.

Así, en septiembre sugirió el tripartito a cierta parte de la sociedad civil que hicieran declaraciones a favor de Volem el Nou Estatut. En efecto, un grupo de empresarios significativos y de altos empleados de importantes corporaciones se aprestaron a manifestarse a favor del asunto. El caso del FC Barcelona fue muy sonado, pues su presidente, Joan Laporta, significado independentista, promovió unas manifestaciones institucionales que no fueron voluntariamente seguidas por sus jugadores.

Elementos del tripartito se reunieron con representantes de empresarios y “arrancaron” unas tibias declaraciones a favor de un nuevo texto de Estatut.

Pero hoy, una parte de aquella sociedad civil, como Joan Rossell, presidente de Foment del Treball, principal patronal catalana y el Cercle d’Economia que aglutina a no pocos empresarios y ejecutivos principales de grandes corporaciones, están haciendo manifestaciones oficiales publicamente, a favor de un Estatut con un texto legal digno, no intervencionista y constitucional, pues el texto aprobado en el Parlament y presentado a las Cortes Españolas, no es ninguna de esas tres cosas y puede perjudicar severamente el desarrollo económico de Catalunya.

Ahora, aquella sociedad civil que apoyó un nuevo Estatut por su vinculación interesada con el tripartito en sus múltiples manifestaciones institucionales, ha estudiado el texto y se ha echado las manos a la cabeza, pensando el apoyo ciego que manifestaron. Cosa que no hubieran hecho en ningún caso en el mundo de los negocios. Pero ha reaccionado y está llamando al orden al cuatripartito, pues ahora, después del 30 de septiembre, el asunto del nuevo texto es cosa del cuatripartito. Parece que la sociedad civil oficial catalana se está quitando las legañas.

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