Tuesday, April 04, 2006

El CPE o Contrat Première Embauche

Los medios de comunicación no siempre informan de las cosas como son en realidad sino, con mucha frecuencia, de una parte de las cosas. ¿De cuál? Pues depende del propio cronista, la línea editorial del medio, su tendencia política, etc. A veces hablan del rábano recreándose únicamente en el color de sus hojas.

En las últimas semanas, se informa mucho sobre las algarabías en Francia en contra de su primer ministro Dominique de Villepin y su ley sobre el contrato del primer empleo o CPE. La cosa no es exactamente así, pues no existe tal ley.

En efecto, el CPE está contenido en la Ley n° 2006-396 de 31 marzo 2006 para la igualdad de oportunidades, aprobada por la Asamblea Nacional Francesa por 329 votos a favor y 159 en contra. Una proporción (67%) muy superior a la conseguida por el Estatut el día anterior en el Congreso de los Diputados, en Madrid.

En el Título I de la referida ley para la igualdad de oportunidades, en las Medidas en favor de la educación, del empleo y del desarrollo económico, Sección II, Empleo y Formación, artículo 8 y siguientes, se establecen una serie de modificaciones del Código de Trabajo, de Francia, para que los menores de 26 años puedan acceder a un “contrato de primer empleo”. Tal contrato que ha de establecerse por escrito, requiere de una serie de circunstancia para la empresa que contrata, de forma que no pueda abusar de esta medida que se ha establecido para facilitar el primer empleo.

Se trata de un contrato indefinido pero con la circunstancia negativa para el empleado de que el período de prueba puede fijarse hasta de 24 meses. Y éste es el meollo de la cuestión. No se trata de que Villepin se haya sacado de la manga un contrato basura para los jóvenes, sino de una ley aprobada muy mayoritariamente por la Asamblea de Francia y que, entre sus múltiples medidas para fomentar la igualdad de oportunidades, está la del primer empleo.

Tal vez, los jóvenes radicales franceses y los sindicatos de asalariados pretendan que Villepin proponga una ley que obligue a los empresarios a contratar indefinidamente a todos los jóvenes menores de 26 años que no han trabajado nunca, pero ello no es posible en un país en democracia.

Al final, quienes han de contratar a los jóvenes, los empresarios, necesitan saber que a esos empleados a los que van a proporcionarles su primer empleo que no tienen por tanto, experiencia laboral ninguna y no se sabe el rendimiento que son capaces de aportar, no van a ser una carga indefinida para sus empresas. ¿Realmente alguien sigue pensando que si un trabajador es bueno en lo suyo va a ser despedido arbitrariamente por la empresa? Mantener tal afirmación es demagógico.

Pero los franceses se han acostumbrado a que su Administración les saque las castañas del fuego en todo y quieren seguir muñendo la vaca. Sabido es que la administración francesa es una de las mejores del mundo occidental, todo y con ser tan centralista, hasta el extremo que los departamentos responden a una numeración administrativa, al margen de su nombre histórico.

Por poner un ejemplo deportivo, la Federación Francesa de Rugby es plenipotenciaria en todo el país. No existen federaciones regionales -o departamentales- sino “comités” regionales de la FFR. Las entradas para los partidos las vende la FFR, aunque físicamente las vendan en las taquillas de los estadios y posteriormente y a través de los comités regionales, los clubes liquidan con la FFR.

Las últimas revueltas estudiantiles y sindicales en Francia responden a un malestar general, focalizado en esta ocasión en el CPE que resolvería gran parte del paro juvenil. También el no del referéndum al proyecto de constitución europea fue una respuesta global y negativa al gobierno, más que una negación a Europa. Pero así son las cosas, aunque nos la expliquen los medios a medias.

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