Listas abiertas, listas cerradas y tránsfugas

Es necesario insistir en la incorporación de las listas abiertas ahora que se habla de reformas de la ley electoral. El sistema que permite votar a los candidatos de la preferencia de los electores, de cualquier partido y no tener que votar una sola lista cerrada, de un solo partido. No habrá democracia plena en este país en tanto la ley electoral no permita el sistema de listas abiertas.

En efecto, se trata de poder elegir directamente a los diputados de los parlamentos, en contra del sistema actual que obliga a votar un partido político o su lista cerrada y por el orden establecido por el propio partido.

Estamos viendo cómo está involucionando la vida parlamentaria, tanto del Parlament de Catalunya como del Congreso de Diputados, de forma que los intereses de los ciudadanos se manipulan exclusivamente en función de los intereses de cada partido y no de los generales.

Pero los partidos políticos no quieren el sistema de listas abiertas porque pierden fuerza coercitiva con sus diputados. La disciplina de voto se rompe, pues cada uno de los diputados ha sido elegido directamente por sus electores por sus ideas políticas, por su capacidad de gestión, por su forma de responder a las demandas de su electorado, etc.

Por el contrario, lo hibrido o bastardo de nuestro actual sistema hace que los elegidos de las listas cerradas dispongan personalmente de su acta de diputado, lo que les permite salirse de su grupo parlamentario a su voluntad y adscribirse en otro. A quienes así actúan se les denomina tránsfugas.

Para controlar también a los tránsfugas, el pasado 23 de mayo, el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, ha propiciado el “ACUERDO SOBRE UN CÓDIGO DE CONDUCTA POLÍTICA EN RELACIÓN CON EL TRANSFUGUISMO EN LAS CORPORACIONES LOCALES” suscrito por todos (!) los partidos políticos, incluidos PSOE y PP.

En el punto Primero de los Acuerdos se establece que tránsfugas son los que traicionan el criterio fijado por los órganos competentes de las formaciones políticas que los han presentado. Pero no habla de cuando tales formaciones traicionan los principios por los que se presentaron a las elecciones.

En el punto Segundo, los partidos firmantes, se comprometen a rechazar y no admitir en su grupo a un cargo representativo local integrado en la candidatura de otra formación, mientras mantenga el cargo conseguido en su candidatura original.

Asimismo se comprometen a impedir la utilización de tránsfugas para constituir, mantener activamente o cambiar las mayorías de gobierno de las instituciones públicas, a no apoyar ninguna iniciativa que provenga de los mismos, y a desincentivar el transfuguismo político a través de la adopción de medidas disuasorias de carácter reglamentario y protocolario.

Y una serie de medidas colaterales encaminadas a ejercer la presión necesaria para que no se descarríe nadie.

Pero esto no es una ley que obligue a los partidos, es tan solo un acuerdo entre ellos para así atenazar a sus concejales y ejercer mayor poder sobre ellos, limitando el alcance de la democracia y desvirtuando, en definitiva el voto de los electores.

Cabe recordar que unos que fueron cabeza de lista, pues tránsfugas los hay a lo largo de toda la lista, Angel Colom y Pilar Rahola, de ERC, se largaron de su partido para formar el PI (Partit Independentista) que fue un fracaso, pero se llevaron sus actas de diputado y concejalías, con los sueldos que les correspondían y que habían logrado por estar en la lista de ERC.

Son unos tramposos y este pacto sobre el transfuguismo en lugar de establecer listas abiertas, está tomando naturaleza de fraude.