Monday, October 16, 2006

La política catalana; Vodevil de alcoba en un acto

La escena muestra un dormitorio, con una cama en forma de semicírculo, con la parte plana en la cabecera. Un dosel de terciopelo carmesí conforma la cabecera.

A ambos lados de la cabecera hay sendas puertas que, como se verá, conducen, una al cuarto de baño y la otra a un vestidor.

Hay un armario ropero en la propia habitación, en una de sus paredes laterales y en la pared de enfrente, un tocador.

Hay también un perchero con algunas prendas largas colgadas: una gabardina, un abrigo y un sobrero. Una chaise-long completa el mobiliario.

Acto Único

Entra en escena un personaje de baja estatura y pronunciada alopecia, gafas y un poblado bigote. Las mangas de su chaqueta le tapan las manos. Habla patinándole las erres (edes) no se sabe si por efecto del bigote o por el frenillo corto.

- ¡Oh, esto es un dodmitodio! En esta cama me acostadía con cualquieda. Mmm!? Padece que alguien se acedca; me escondedé en el admadio.

Entra entonces en escena un personaje bajito, de pronunciado tupé, barbilla cuadrada y boca como la del Cobby de los JJ.OO. Barcelona’92. Con parsimoniosas zancadas se coloca en el centro del escenario.

- Esto es lo que siempre he buscado ¡El Centro! Y menuda cama tan sugerente. Ahí ha de dar gusto hacer política o lo que sea que se haga en un semicírculo. Mmm!? Alguien se acerca; me esconderé en el baño.

En escena aparece un personaje de corta estatura, de cabeza redonda y rala, con las sienes peinadas a lo Marlon Brandon en "Julio César", gafitas y una maleta de cartón atada con cuerdas.

- ¡He llegado a la tierra prometida! En esta cama he de labrarme un futuro que ya va siendo hora. Si he de joder a alguien, éste es el lugar indicado. Mmm!? Parece que alguien se acerca; me esconderé en el vestidor.

Y aparece en escena un tipo aún más bajito que los anteriores, vestido de verde, con gafas de diseño ajeno a él y sonrisa bobalicona, al más puro estilo Netol.

- ¡Menuda cama para hacer cositas con el que me lo pida! Lástima que el dosel no sea verde como yo o rojo como siempre fui. Veo que no hay plantas en la habitación, así que, como soy el florero oficial, me pondré en el tocador. Mmm!? Viene alguien; me esconderé debajo.

Y entra en el escenario un tipo madriles-look; engominado, gafas sin patillas que debe aguantar permanentemente en su sitio con la mano y con nariz respingona, como si a basura estuviera oliendo. Y dice:

- ¡Pardiez qué cama! ¿Querrá alguien acostarse conmigo en ella? Porque últimamente andan todos huyendo de mí, como un apestado, yo que me he acostado con los mejores y en sus mejores momentos.

En ese instante sale el papizotas del armario:

- Pedo qué veo. El maddileño emboscado. Y ahoda qué. A la cama que no me ha visto.

En lo que se mete bajo las sábanas se gira el engominado.

- Creo que hay alguien aquí, dice para sí. Mejor me escondo en la cama.

Y se mete también bajo las sábanas.

Al mismo tiempo se abren las puertas del baño y el vestidor y se encuentran de cara aquellos personajes: perplejidad en sus semblantes.

- En castellano o en catalán, dice el del tupé.
- Hombre, así de frente…, dice el de la maleta.
- Es que si me doy la vuelta, responde el del tupé, temo que me maragallees a mí también.
- ¡Pues a la cama! Convienen los dos a un tiempo.

Y se meten bajo las sábanas.

Entre tanto, sale de debajo del tocador el florero verde que ha estado observando toda la escena.

- Como no me meta en la cama yo también, éstos me dejan fuera del semicírculo y me he acostumbrado ya al calorcito que produce ser el florero oficial. Y también se acuesta.

Todos los bultos quietos en la cama. Al cabo, unos pequeños movimientos. Algunos murmullos. Un gemido. Una risita. Una carcajada. Y una risotada general, al tiempo que se incorporan y se sientan todos en la cama, con los brazos entrecruzados por encima de sus hombros.

- ¡Somos nosotros! ¡Los de siempre! ¡Qué risa! ¡Y parecía que íbamos cada uno a su bola! ¡Juntos y revueltos!
- Hoy das tú y tomo yo. Mañana cambiamos.
- Sí, sí; mañana cambiamos… y a ver si os doy yo a todos, dice el de la maleta. U os dará mi primo, el de Zumo Pol, ya sabéis, ZP.
- Pedo aquí dan siempde los mismo o qué. Podque yo quiedo hacedmelo solo que soy independiente.

Y así, entre risas y sollozos, comienza la guerra de almohadas de cada legislatura que acaba con el delirio de tanto andrajoso impresentable.
Fin... OJALÁ!!!