Tuesday, October 28, 2008

El Parlament estrena coches

En plena crisis económica y financiera, el Parlament de Catalunya cambia sus coches Volkswagen Passat por unos de gama superior, Audi A6. Y para su president, Ernest Benach, un Audi A8 L, con extras por valor de más de 9.000 euros, a parte del obligado blindaje, de una mesa, un reposapiés y una televisión. Porque sigue viviendo en Reus, a 110 Km. de Barcelona y va y viene todos los días, sin tener en cuenta el equipo de conductores y escoltas que necesita para que no trabajen jornadas extenuantes.

El muy honorable señor Benach ignora, como tantas otras cosas que cuando uno trabaja en un lugar, las idas y venidas de casa al puesto de trabajo son por cuenta propia. O cuanto menos, que no supongan tal derroche de dinero de los contribuyentes, porque el muy honorable no traslada su domicilio a las proximidades del centro de trabajo.

En cualquier caso, el derroche de dinero público en el cambio y mejora de la flota del Parlament en estos momentos en los que el paro aumenta de forma vertiginosa, es un insulto a los administrados de Catalunya y por ende a los de todo el país que ven que, mientras la mayoría se aprietan el cinturón, los que tiran de presupuestos oficiales derrochan el dinero en coches contaminantes que nunca podrían adquirir con un sueldo merecido en la vida civil, pues su escasa por no decir nula preparación, les impediría alcanzarlo.

Si se ha propuesto el muy honorable aumentar la distancia entre ciudadanos y políticos, lo ha logrado. Pero que se ande con cuidado, pues a los ciudadanos se les está acabando la paciencia y cualquier día anulan esa distancia y agarran a los políticos por el pescuezo y el fondillo para darles el paseo del señorito y echarlos de sus poltronas. Menuda desfachatez.

Ayer se disculpó públicamente Ernest Benach, por si hubiese ofendido a alguien por este asunto. Su misma ignorancia y la debilidad humana que ha demostrado con este asunto le hacen desmerecedor de ostentar tan alta dignidad.

Friday, October 17, 2008

Spam telefónico: ¿Quiere que le hable de mi?

El ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, no es santo de mi devoción, aunque él tampoco pretenda serlo. En cualquier caso ya anunció que denunciará a las operadoras que utilicen el denominado "spam telefónico", que consiste, principalmente, en llamar a los hogares o a los móviles para anunciar ofertas y servicios no solicitados.

En efecto, Soria ha advertido a las operadoras que el Gobierno podrá actuar contra ellas por vía judicial, porque en otoño incorporará al ordenamiento jurídico español una directiva europea que tipifica la "ilegalidad" de esta forma de publicidad abusiva.

Pero lejos de amedrentarse, las operadoras redoblan sus esfuerzos ante la inminente sequía que se les avecina por la entrada en vigor de la normativa y siguen machacando a los ciudadanos en la paz de su hogar, con el ánimo torticero de, sabiéndoles en casa entrada la noche, cogerlos con la guardia baja después de haber lidiado todo el día con la adversidad del mundo exterior.

Anoche sin ir más lejos, durante la cena recibo una llamada en casa de spam telefónico; suave voz caribeña de mujer.
— Quiero hablarte de la alta velocidad de tu conexión a Internet… —Empieza diciendo de corrido.
— ¿De mi conexión a Internet? —Pregunto yo. Y sigue diciendo la teleoperadora— La alta velocidad de tu conexión… —Y la interrumpo.
— ¿De dónde me llama, por favor? ¿De qué velocidad de conexión me habla? —Y responde.
— Llamo de Orange. —Y añade. — ¿Cómo es tu nombre, para que me pueda dirigir a ti directamente por tu nombre? —A lo que le respondo ciertamente airado.
— ¡Mire usted, tengo 61 años y deseo que me llame señor y me hable de usted!
Y responde.
— ¿Que le hable de mi?
Y entonces se la lleva.
— No me interesa que me hable “de usted”. Yo no soy un amigo de su edad a quien pueda tutear sin conocerme. —Y añado.
— Esta conversación se ha terminado. Adiós. —Y cuelgo el teléfono.

Al cabo de unos segundos, llaman de nuevo y sospecho que es de la misma procedencia. Descuelgo.
— ¿Diga? —Y oigo de nuevo a la caribeña, con voz más suave si cabe que me dice.
— Le habla Noemí Nosecuantos, de Orange ¿Está usted interesado en que le hable de una promoción de conexión a Internet, teléfono y televisión? —Hubiera empezado por ahí y tal vez hubiese yo atendido su llamada. Pero le respondo.
— No, muchas gracias; no me interesa que me hable de ninguna promoción. —Y sin insistir, se despide correctamente igual que yo y colgamos.

Me pregunto quién será el memo o mema que diseña tal argumentario para un spam telefónico al margen de la ley que resulta tan chapucero, cuando además resulta que no saben ni a quién llaman. Está prohibido hacer venta por teléfono utilizando para ello la guía telefónica de páginas blancas.

Y hacer tutear a un interlocutor desconocido a una teleoperadora que en su forma de hablar habitual trata de usted a todos, es un fallo tan garrafal que no se comprende cómo una empresa del tamaño de Orange y de la imagen que pretende dar, encargan semejante mamarrachada a una empresa de telemarketing que por su labor se define a sí misma.

El problema es la falta de urbanidad de muchos listillos.

Thursday, October 09, 2008

¿Este es el tipo? ¿Cuál de los dos?


¿El que tiene que habilitar los designios de este país? ¿No puede apostatarse de él? De acuerdo que no pedimos que fuese el elegido… ni los suyos tampoco, pues se lo encontraron por que se había colado de rondón. Pero cómo un tipo así puede generar nada bueno ni siquiera cuando todo iba viento en popa.

No hace falta ser un experto en fisiognomía para darse cuenta de que esa cara no es capaz de aportar nada bueno. Ni malo tampoco: nada. Tan sólo hilaridad. Pero es que ahora se necesita hacer algo. Y pronto.

Si estamos de acuerdo en que la cara es el reflejo del alma, estamos perdidos con ZP porque es el presidente del gobierno, porque si fuera Mr. Bean sería de risa. Pero es que la cara no refleja únicamente lo que somos sino lo que queremos ser también ¿Y qué se imagina uno que pueda querer ser ZP con esa cara? Porque lo que es ya lo sabemos. ¿Querrá ser Mr. Bean?

Pero qué es Mr. Bean ¿Un payaso? ¿Un gracioso? ¿Un chusco? ¿El hazmerreír? ¿Un excéntrico? ¿Un soso? ¡Sosoman! ¡Eso es! Como le llamaban en el Guiñol de Canal+. Pero creo que no se conforma con ser un soso y quiere ser un graciosillo. Como Mr. Bean; pero ahora no está el horno para bollos y mejor que no trate de hacerse el gracioso. Tengamos la fiesta en paz.