Sunday, July 08, 2007

Ciutadans: El partido de los ciudadanos mediocres

El partido político Ciutadans-Partido de la ciudadanía, alias C’s, en su Asamblea General Extraordinaria celebrada en L’Hospitalet el 30 de junio pasado, en un hotel de cinco estrellas (lo que se contradice con su definición de izquierda, socialdemocracia y otras paparruchas para cutrerizar el partido que es lo que se lleva ahora a fin de parecer fashion) ha reprobado la gestión de su Ejecutiva, no aprobando tampoco las cuentas.

Pero ¡Oh maravilla! ha elegido al mismo gestor para seguir al frente del partido. Pero sin lugar a las dudas: mediante listas abiertas pero con un severo gazapo. La candidatura de Rivera quería listas cerradas, pero se aprobaron las listas abiertas. Entonces, en otra prueba de gestión política a la búlgara, se diluye la discusión por la que los delegados no podían votar mas que a dos tercios de los puestos a fin de que las minorías tuviesen también su espacio y se “aprueba” que los delegados puedan votar al cien por cien de los cargos.

El resultado es obvio, salen elegidos uno por uno a cada uno de los componente de la nueva Ejecutiva, elaborada por el propio presidente. Pero un error en el recuento, impugnado por la candidatura “disidente” hace entrar días después del congreso en el Comité Ejecutivo a una candidata díscola.

Albert Rivera sale reelegido así presidente. Un don nadie posgraduado, vanidoso y necio, incapaz de hacer aportación doctrinal política alguna en todo un año de presidir el partido.

En efecto, este partido inició mal su andadura el 9 de julio de 2006, en el que las distintas facciones, llamadas eufemísticamente “sensibilidades” (se supone que políticas) pugnaron hasta la saciedad para hacerse con las riendas del partido. De tal suerte que muy pasadas las tres horas del supuesto anuncio de las candidaturas, se nos presentaron a los delegados dos opciones: dos listas cerradas de nombres, la mayoría desconocidos para los delegados y a votar que son dos días digo dos listas que había de configurar la ganadora, un órgano colegiado para la gestión y administración diaria del partido recién constituido: el Comité Ejecutivo que, de acuerdo con los Estatutos asimismo recién aprobados, estaría sometido al control y vigilancia de Consejo General, máximo órgano del partido entre congresos.

Así, salió una de ellas, ordenada alfabéticamente por nombre de pila, para que en ella apareciese como presidente Albert Rivera, el más pardillo de la lista y que no habría de impedir por neófito, las artimañas de Antonio Robles y Pepe Domingo, irreconciliables barricadistas, con conchas en el lomo y pintas negras.

Pero Rivera, por su propia condición de novicio, pero con ansias plenas de llegar a abad quemando etapas, en su primera alocución a los delegados, así que hubo ganado la lista por él encabezada por llamarse Albert (de haberse llamado Zoilo, a buen seguro hubiesen ordenado la lista por edad, comenzando por él, el más joven -26-) mintió como un político cualquiera, ocultando su paso por Nuevas Generaciones, la facción juvenil del Partido Popular; como si no hubiera tenido todo el derecho del mundo a hacerlo. Lo que pasa es que no quería que se le viese que lo suyo es medrar en cualquier partido.

Ha sido evidente en el congreso que el partido está dividido: riveristas u oficialistas por un lado y liberales, intelectuales o críticos por el otro, en cuyo seno se hallan varios catedráticos y profesores universitarios y profesionales de reconocido prestigio. Frente a los riveristas, personas como el propio Rivera en su mayoría, que esperan encontrar en el partido el reconocimiento social y recursos económicos que en la vida han sido incapaces de conseguir.

El repaso a la nómina de la nueva Comisión Ejecutiva de C’s evidencia, por extensión de sus personajes al común del partido que se trata del partido de los ciudadanos mediocres.

Ahora la pugna se sitúa en ver cuál de las dos facciones de C’s se lleva el gato al agua de Basta Ya, formación que aspira a la creación de un partido de ámbito nacional.

Una cosa es segura, Ciutadans-Partido de la ciudadanía (C’s), ya nada tiene que ver con aquella asociación surgida de los manifiestos de los quince intelectuales. C’s es un partido vulgar y corriente, donde la adulación al presidente y las pruebas de lealtad, convierten a cualquier mangurrino en guardia de corps de la presidencia, porque tal es la filosofía impuesta por el novicio reconvertido a abad, por obra y gracia de la democracia a la búlgara que él practica.