Thursday, November 10, 2016

Mal perder democrático

Donald Trump ha ganado por goleada

La mayoría estadounidense ha votado a Donald Trump y eso no ha gustado a los perdedores que tienen mal perder y afirman que esa victoria es una mala noticia. En España, incluso Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, ha calificado a Trump de tipejo ¡el Iglesias!

¿Es una mala noticia que se imponga la mayoría democráticamente? Tal vez, pero si gana habrá que asumirlo. Aunque algunos tan sólo asumen el resultado si ganan ellos.

¿Qué ha pasado en el mundo 24 horas después de la victoria de Trump? Los índices bursátiles de Europa han subido todos excepto España, Italia y Portugal. En EEUU han subido los cuatro índices. El Nikkey ha bajado y el precio del dólar ha subido. Todo ello parece indicar una aceptación general de la victoria de Trump.

Aquí únicamente nos ha ido llegando la cara oscura de Donald Trump que ni siquiera era oculta, porque los poderes fácticos, el stablishment, no están nunca a favor de quien no les debe nada. Trump se ha pagado su campaña electoral y en tal sentido es un independiente. Y también un bocazas en muchas ocasiones. Sus histriónicas apariciones forman parte de la puesta en escena para que se hable de él; aquí, en nuestro país sin ir más lejos, tenemos buenas muestras de ello: de histrión y bocazas.

Lo sorprendente de todo ello, es que en un país con más de 300 millones de habitantes, sólo hayan tenido a estos dos, Trump y Clinton para la carrera presidencial ¿No había realmente nadie más? Porque la decisión era fácil pero imposible: dejar la presidencia desierta. Bonita utopía.

Pero aceptando el resultado sin mal perder y rebobinando en la trayectoria de Donald Trump, resulta que sabe más de economía y de política internacional de lo que han tratado de hacernos creer aquí sus detractores. Su padre le dejó una gran fortuna inmobiliaria que se gestó ya con su abuelo, pero que él la ha incrementado, superando los reveses del sector, suspendiendo pagos de hoteles-casino en varias ocasiones. Pero saliendo legalmente de ellas. Como en nuestro país con la ley concursal, la ley de suspensiones de pagos, la bankruptcy law de EEUU, está para ayudar al empresario con problemas económicos y no para acabar de hundirlo.

En cualquier caso, una cosa es predicar y la otra dar trigo. Una cosa es estar en el tendido boceando y la otra bajar al ruedo a torear. Y para muestra un botón: en Gran Bretaña, después del brexit, Theresa May nombró ministro de asuntos exteriores a Alexander Boris de Pfeffel Johnson, conocido como Boris Johnson, que en su etapa anterior fue alcalde de Londres, partidario acérrimo de salir de la UE y se le llenó la boca de insultos a los países europeos y a sus dirigentes. Pues ahora está muy formalito tragándose sus palabras, disculpándose y haciendo una buena labor internacional, a imagen y semejanza de la premier británica. Cuando uno quiere significarse acude al histrión para focalizar su existencia.


De igual forma, Donald Trump deberá suavizar sus modos desde la presidencia de los EEUU. Seguro que van a cambiar muchas cosas tanto en política exterior como interior, naturalmente, pero para eso hay un nuevo presidente y del otro partido. Y mejor confiar en que así sea, pues lo que está claro es que no se trata de ningún necio. Por más que muchos lo quieran ver y hacer ver así.