Sunday, February 27, 2005

¿Hipocresía o políticamente correcto?

Ahora se llama políticamente correcto a lo que siempre hemos conocido por hipocresía o, como dicen en la RAE: Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan.

Los políticos son unos hipócritas, falsos y mentirosos, pues en otro caso no serían políticos, serían gente de bien que se ganaría el sustento con su capacidad profesional y el respeto a los demás. Y cuando alguien metido en política es sincero, honesto y veraz, no dura mucho en ella, pues de la expresión de su pensamiento dirán de él que no es políticamente correcto y acabarán por barrerlo del escenario los hipócritas expertos.

Mientras en España no haya una ley de partidos que contemple las listas electorales abiertas, no habrá genuina democracia, pues los polítiquillos se arrastran y envilecen por los vericuetos internos de sus partidos para ser incluidos en las listas. Así se garantizan cuatro años de ingresos, “poder” y posibilidades de medrar en los entresijos de los negocios y negocietes.

Y a la vuelta de unos meses, volveremos a votarles, porque son los que se presentan y viven de ello, de la política, los políticos que, volviendo a la RAE, los define, en una de sus acepciones como: la persona que interviene en las cosas del gobierno y negocios del Estado. Y entre tales negocios está el 3 % de Maragall; de Filesa, del Túnel de Sóller, del AVE Madrid – Sevilla, de la Línea V del metro de Barcelona, el material móvil, los suministros a los hospitales públicos, los arrendamientos de los inmuebles de las consejerías y en cualquier lugar donde haya trajín de dinero.

Y el administrado que somos nosotros, les importa un bledo. ¿O es que importaron mucho los vecinos del Carmelo el jueves en la sesión plenaria del Parlament? No importaron a nadie más que a sí mismos. El presidente de la Generalitat, la máxima autoridad de Cataluña, la del nuevo Estatuto, la del pacto de financiación, la que una parte no quiere constitución europea porque no se habla catalán, va y habla a la oposición de que son unos chorizos que cobran el 3 % de comisión.

La pena es que Mena no arreglará nada, aunque meta en la cárcel a tanto ladrón, pues la solución ha de venir de los propios ladrones, los políticos que han de legislar una norma que les impida a ellos mismos robarnos a todos. ¿Y quién mataría a la gallina de los huevos de oro?

Friday, February 25, 2005

Comisiones y calidad de la obra

Y tomando un poco de perspectiva de la sesión de ayer del Parlament, me pregunto qué tendrá que ver que los partidos sisen de las adjudicaciones de obra (de los suministros, del material móvil de la Línea V, etc., etc.) con que se hundan las casas.

Las adjudicaciones, sobre todo las de obras, se hacen con pérdidas para el adjudicatario quien tiene la obligación interna, de ganarle un 30 % a la obra y lo hace con los “reformados”.

Los reformados son aquellos aspectos de la obra no contemplados en los pliegos de adjudicación. Por ejemplo el túnel de maniobras del Carmel que no estaba en el proyecto original. Esa actuación cuesta mucho más, comparativamente, que cualquier otro trozo de túnel. Pero lo que no cabe es pensar que la empresa constructora va a escatimar medios para pagar el 3 % de pillaje.

Así pues, la salida de pata de banco que tuvo ayer Maragall en el Parlament, la va a pagar muy cara, aunque con el dinero y el futuro de todos los ciudadanos de Cataluña. Y lo que pusieron de manifiesto ayer nuestros diputados es que nada importa la desgracia ajena producida por la mala gestión de los recursos de todos, sino tan solo su permanencia en las poltronas. Nadal demostró ser un perfecto inútil al pedir la dimisión de gente que no tenía culpa, dicho por él mismo.

¿Cómo se puede ser tan injusto y cretino?

Thursday, February 24, 2005

Del Carmel al 3 %

¿Pero cómo se atreve Maragall a decir que CIU cobraba el 3 % de comisión en las adjudicaciones de las obras públicas? Porque eso fue lo que le dijo a Mas con estas palabras “ustedes tienen un problema y este problema se llama tres por ciento”.

La sesión del pleno del Parlament de ayer seguirá resonando por mucho tiempo. Han perdido la compostura, las formas y hasta la hipocresía que les mantenía a todos con la boca cerrada. ¿De verdad creen los políticos con mando que los ciudadanos no sabemos que las obras públicas sirven para llenar las arcas de los partidos políticos a los que pertenecen? Y los bolsillos de muchos advenedizos de la política, en cuanto tienen oportunidad.

¿Tan sin argumentos se ha quedado Maragall que ha tenido que abrir la caja de los truenos? Pues se ha cargado la legislatura, el tripartito y, con toda probabilidad, un inminente Estatut que hubiese mejorado el autogobierno de Cataluña, habiendo empeñado nuestro próximo futuro hasta no se sabe cuándo.

Estos son nuestros políticos, a los que damos nuestro voto para que sean incapaces de establecer un procedimiento transparente de financiación de partidos. No hablan sino de mejorar el pacto de financiación y por lo que a los partidos concierne, ya está bien el 3 % de latrocinio. Es para vomitar.

Monday, February 21, 2005

La abstención en el referéndum

Angel Acebes, secretario general del PP felicita “a los que han ido a votar, y a los que no” ¿Cómo casa esta felicitación a los que no han ido a votar con su malestar porque se dijera que el PP estaba apoyando el sí con la boca pequeña? ¿Es que hay que felicitar a los que no han querido participar en un acto de la democracia? ¿A los que desprecian una consulta popular? Seguramente son los mismos que dicen que nunca se les consulta nada.

No votar es un derecho ciudadano, pues no puede obligarse a la ciudadanía a manifestarse en las urnas. Pero luego que no se quejen los que no voten. Más fácil que lo han tenido en esta ocasión para votar en blanco no lo han tenido nunca. Decía esta mañana Ignasi Guardans, eurodiputado de CIU que no votar porque sí, por desidia, es como perpetrar un pequeño hurto en el supermercado. Comparto con Raimon Obiols, eurodiputado del PSC que no es lo mismo, desde luego, pero sí es un pequeño ataque frontal a la democracia. Cuando la abstención que no abstinencia, es fruto de una reflexión, tiene todos los pronunciamientos favorables en cuanto es una opción deliberada, pero no votar por simple dejadez es una falta al deber cívico.

La cuestión de la abstención es debida a la actitud de muchos partidos y dirigentes políticos que no han hecho su trabajo, en el sentido de no haber explicado a su electorado de lo que se estaba hablando y aprovechar la convocatoria para hacer política interior cuando tratamos de Europa y aprovechar la oportunidad para “hablar de mi libro” parodiando a Paco Umbral. Y cuando a los apóstoles del no les sale un resultado nefasto, acuden al manejo pueblerino de la estadística para demostrar con cifras que han ganado, cuando en realidad el electorado los ha dejado en una cuneta europea, pero cuneta.

En Cataluña, el Govern no ha podido hacer campaña por el referéndum; a quien se le cuente esta perogrullada hay que explicarle que se trata de un gobierno contra natura, apoyado por unos partidillos que en otras democracias no tendrían apenas representación parlamentaria. Son los arribistas de la política. Muchos de sus jefes metidos en política como podían haberse metido en una federación deportiva o en la comunidad de vecinos de su barrio; lo importante es integrarse en la sociedad que te ha acogido y tratar de sacudirte tu complejo de inmigrante, cuando esta sociedad te abre en realidad sus brazos y te acoge como a uno más, alegrándose que hayas escogido esta tierra y no otra para asentar tus reales. Pero los complejos son muy duros y han de tratarlos los psicólogos y no pueden hacerlos desaparecer las asociaciones civiles, ni siquiera las de guardias ídem. Y cuando uno ha sido incapaz de destacar personalmente por su capacidad profesional, lo que queda es mezclarse con la mediocridad y ser el tuerto de la asociación de ciegos.

Eso sí, nosotros seguiremos votándoles cada cuatro años, para perpetuar la estupidez o la majadería en los rincones de nuestra democracia, pues no es sino el fiel reflejo de la sociedad misma, pero eso sí, deberíamos procurar circunscribirlos a los rincones que es en realidad lo que pasó en la últimas elecciones catalanas, el problema es el del párrafo anterior.

Los españoles dicen SÍ a la Constitución Europea

Incuestionablemente los españoles han votado a favor del Tratado para establecer una Constitución en Europa. Abrumadoramente mayoría a favor del sí.

Cierto que no han votado muchos, algo más del 40 %, pero es sabido que en este tipo de comicios, cuando además está cantado el resultado de antemano, pues no había dudas a favor de un sí mayoritario, mucha gente se desentiende del voto pues ya lo harán otros por ellos.

En cambio los del no han ido todos a votar, pues se sabían en franca minoría y no podían exponerse a resultar insignificantes. Aunque el 7 % de votos en blanco denota que los políticos no han sabido cumplir con su cometido. El Govern de la Generalitat ha fallado al no impulsar la participación en el referéndum, aunque cómo hacerlo si los dos partidos que le dan soporte se han decantado por el no, por un único afán de notoriedad; de ser l’enfant terrible que ha de significarse contrario a los demás y han perdido la votación.

Josep Lluís Carod-Rovira y Joan Saura podrán mentir como esta noche lo han hecho, tratando de arrimar el ascua a su patética sardina, pero si solamente uno de cada cuatro votantes posibles lo han hecho por el sí, como ha dicho Saura en su valoración del resultado, cuántos lo han hecho por el no que es lo que propugnaban. La verdad no es la que ha dicho Saura, pues lo que ha dicho es mentira, no confusión, porque han votado por el sí uno de cada tres votantes posibles que significa casi un 30 % más de lo manifestado por Joan Saura a nivel de todo el estado. Pero por el no se han decantado 0,3 votantes de cada cuatro posibles que viene a significar uno de cada 12 en la realidad.

Esperemos que los partidos que han postulado por el no, ERC y Iniciativa Verds, tomen en consideración la aplastante derrota que han sufrido en este referéndum, en favor del sí y en sus actuaciones futuras respeten la voluntad de los catalanes que los han arrinconado por reconocerlos europeístas de miopía severa.