Thursday, July 03, 2008

Una solución estratégica: energía nuclear

Muy a pesar del extremado y neciamente candoroso optimismo del presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero (ZP) el país está inmerso en una severa crisis económica, ciertamente no provocada por él, pero sí enormemente afectada en los sectores financiero, edificación y energético, sin que esto tenga visos de que vaya a verse la salida del túnel antes de final de año, a pesar de las tibias medidas del gobierno.

Ha terminado un ciclo económico y tal vez con él, un modelo que se acercaba ya a un mix de socialismo y capitalismo en Occidente. La entrada de importantes agentes económicos en el concierto mundial, como China e India ha dado un vuelco a los mercados de alimentos básicos por un lado, con un incremento más imprevisto que impensado de la demanda y una aportación de producto acabado, cuya calidad mejorará con el paso del tiempo y la exigencia de los estándares internacionales de calidad, como ya ocurrió en su tiempo con el Sudeste Asiático, revelándose India como un musculoso proveedor del sector informático.

Los sectores financiero y de la edificación necesariamente volverán a su cauce, pues estaban ambos salidos de madre. De hecho ha sido la crisis del primero que ha provocado un descalabro en la liquidez del sistema que ha cuajado en un cierre crediticio tanto para la desbocada promoción inmobiliaria como para la adquisición de viviendas por la vía del crédito con garantía hipotecaria. La pregunta del millón es cuándo volverán a su cauce.

Días pasados, el profesor Stephen Nickell, decano del Nuffield College, de Oxford y presidente del National Housing and Planning Advice Unit (algo así como el Departamento Nacional de Vivienda y Asesoramiento para la Planificación), asesor de Gordon Brown y antiguo miembro del Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra, advertía muy preocupado y refiriéndose a Gran Bretaña, donde a decenas de miles de familias se les ha ejecutado la hipoteca de sus casas, que hasta el 2015 no se recuperará el mercado de la vivienda. “El colapso en los tipos de interés y en las hipotecas es bastante severo, por lo que tomará tiempo –años, no meses– en recuperarse.”

Pero lo que tiene un futuro más incierto aún es el energético. El precio del petróleo está disparado y al decir de los petroleros no hay especulación; luego se trata, como decimos más arriba, de un cambio de modelo. Si podrán o no soportar los crecientes precios del combustible China e India fundamentalmente, es una incógnita. Pero lo cierto es que a los occidentales nos está cambiando los esquemas.

En otra época se decía que el precio del petróleo tenía su límite en el precio de los combustibles sustitutivos, como el alcohol que en Brasil se utiliza desde hace décadas. Ahora estamos subidos al biodiesel porque es “verde” lo que ha contribuido más aún al incremento del precio de los alimentos básicos.

Se impone pues tener en seria consideración la solución estratégica que están ya tomando en otros países de nuestro entorno, cual es la energía nuclear.

Acaban de subir las tarifas eléctricas entre un 7,3% y un 8,3% dependiendo de la potencia contratada. Y a unos pocos les costará un 16% menos. La CNE pretendía una subida mucho mayor, pues las energías renovables son hoy antieconómicas y han de subvencionarse a través de las propias tarifas. A más renovables, electricidad más cara.

Los más intrépidos apuntan a que la solución está en el descenso del consumo. Mejor un consumo racional. Pero que ha de ir en aumento si el país ha de crecer; cómo crecer sin energía.

En Francia hace años tomaron la acertada decisión estratégica de la energía nuclear. En Gran Bretaña se tomó hace unos meses y en Italia hace tan sólo unas semanas.

En Alemania se promulgó la ley para las energías renovables que potencia la creación de industrias destinadas a producir elementos capaces de generar electricidad a partir de células fotovoltaicas, generadores eólicos, biogas, etc. La capacidad de nuevas instalaciones fotovoltaicas a nivel mundial prevista se sitúa en un crecimiento de cinco veces desde 2,6 GW (gigawatios) en 2007 a 13 GW en 2010. Alemania sigue a la cabeza con 3,2 GW, seguida de cerca por EE.UU. con 2,5 GW. Pero la capacidad industrial alemana no es la nuestra.

El inconveniente popular y fundamental que se opone a la energía nuclear es el peligro de un nuevo Chernobil. Vaya fraude de argumento. Cada año se producen en Europa centenares de muertos en las carreteras y miles de heridos y no por eso se dejan de construir ni vender coches. La sofisticación de los controles en las nucleares hace que se contabilicen decenas de incidentes; para eso están los controles. Aunque ninguno de ellos ha puesto en riesgo a la población ni de lejos.

El inconveniente real son los residuos de las centrales nucleares y la Ciencia avanza en el sentido de dar mayor cobertura de protección a este respecto. El combustible, el uranio enriquecido, se adquiere en zonas geoestratégicas mucho más estables que de las que se obtienen los combustibles fósiles; y a mucho menor coste. Y además, las centrales nucleares no contaminan por lo que se evitan emisiones de CO2 a la atmósfera.

José María Fidalgo, Secretario General de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras, ha indicado recientemente que en el debate en materia energética es necesario tocar todos los aspectos, incluido el de la energía nuclear. Y el ministro de Industria, Miguel Sebastián, le ha felicitado por tal manifestación; no así ZP.

El problema reside en ZP que se considera el más antinuclear del gabinete, poniendo de manifiesto sus escasas dotes para la política, al atrincherarse sin meditarlo ni evaluarlo, en reductos populistas; como un hippie trasnochado y caduco. Ha de ser un gobierno de izquierdas, como el de Gordon Brown, el que decida la estrategia nuclear, por las implicaciones sociales que tiene, después de años de atemorización masiva desde aquellas izquierdas pro soviéticas interesadas en frenar el progreso de occidente, para devolver la confianza a los ciudadanos. Aunque Berlusconi lo ha hecho en un ejercicio de autoridad responsable.

El gobierno de Aznar ya dio el primer paso mediante la Ley 54/1997, de 27 noviembre, del Sector Eléctrico, siendo ministro de Industria Josep Piqué, que daba por finalizada la moratoria nuclear. A partir de ahí, cualquier empresa eléctrica puede legalmente solicitar una licencia para la construcción de una central nuclear.

Y mientras ZP perfecciona la compra de energía nuclear a Francia firmando un acuerdo con François Fillon, se reúne unos días después con Anders Fogh Rasmussen, primer ministro de Dinamarca (que tiene menos habitantes que Catalunya) para avanzar juntos en las energías renovables que calificó como “la energía del futuro”. Aunque mientras llega ese esperanzador futuro, mejor ponerse manos a la obra con las nucleares, pues ya no nos queda dinero para seguir con el abuso del precio del petróleo y el gas.